Capitulo
1
Vulnerable
a su eterna tentación.
Primer
día de escuela, cuarto año. Maldición.
Caminé
hacia las puertas principales, el aire frío me atravesaba y agradecí
por haberme puesto panty medias bajo el uniforme del instituto; a
pesar de ser verano hace una semana que se mantenía nublado y frío.
Entré
y sentí un estremecimiento. Miro hacía las paredes sin vida, esto
se parecía a la cárcel. Las paredes pintadas de un color ambiguo
entre gris-blanco-verde. Pisos de cerámico color verde apagado, casi
negro. Claraboyas largas en dónde entraba la única luz solar, una
galería amplia, un patio trasero y unos 25 salones de estudio más
el S.U.M.
El
olor a los calefactores prendidos y la fragancia a pino artificial de
lavar los pisos me hacían sentir rara en este tumulto de gente.
Habían
muchos alumnos, sobretodo en la galería , lo más seguro es que
después de formar se nos otorgarían los salones.
Caminé
hacia mis compañeros de mi curso que estaban formados en un grupo al
lado de los baños.
-Hey,
Luz!- Dijo una de mis compañeras.
-Como
estás, chica?- Dijo otra.
-Uh,
llegó la enana- Dijo un compañero.
Respiré
hondo y los saludé a todos. La mayoría eran afables, ya nos
conocíamos de
años
anteriores, 3 años para ser exactos.
Sentí
un dolor en el hombro y me volteé asustada.
Era
Marilyn , le sonreí. Mi mejor amiga desde el principio de la
secundaria, su pelo rubio y su sonrisa perfecta la hacían ser una
estrella, tenía ojos color verdes pardo, resaltaba mucho entre
todas con su apariencia física, aunque ella es muy diferente
respecto a como se mostraba. Ella era exótica, y loca. Susceptible,
sombría, sincera y directa.
Era
muy sociable con los chicos pero en relación a las chicas... solo
confiaba en mí, descartando a las demás por huecas superficiales.
Usa
jeans y sudaderas fuera de la escuela, siempre me gusta como le
quedan los vestidos, pero ella los rechaza.
-Hola
luz, luz de mis entrañas, bienvenida al infierno: día número 1
¿Cuantos restan? 189- Hizo un gesto de cortarse el cuello.
-Wow,
tan tediosa estabas que contaste los días del año escolar?
¿CON-TAS-TE?-Dije fingiendo falsa emoción.
-Pff,
para eso existe “gugle”, querida. Además quiero ponerme las
pilas este año, detesto ir a los periodos complementarios..., por
cierto. ¿Qué es tediosa?- Dijo arrugando la nariz
Me
reí. -Sinónimo de aburrida, lela. -Me reí -Y sobre los periodos
complementarios, dijiste lo mismo el año pasado, el ante año
pasado, y en primer año- Me burlé.
-Ya
sé- Dijo encogiéndose de hombros. -Pero se empieza con la
motivación, ¿no?, ¿NO?-
Dijo
sacudiéndome y gritandome.
Nos
reímos y sonó el timbre.
Me
puse en el medio de la fila con las mujeres de mi curso, mi estatura
era de 1.57.
Al
momento de posicionarme escuché mi nombre y reconocí la voz de mi
mejor amigo.
-Hola
preciosa.
Me
volteé y quedé encandilada, me estaba mirando, ese chico.
Nerviosa,
miro a su lado.
-Creo
que te confundiste con Marilyn, Eric.
-No,
nada que ver- Dijo negando con la cabeza y poniendo cara de
confundido. -Lyn es la zorra nivel: Diosa. Vos sos zorra nivel: Moco.
-Qué?
Yo no estaba habland... anda a cagar, Eric- Dije entrecerrando los
ojos.
Él
lanzó un carcajada y se abalanzó sobre mí en un abrazo que me
rompe la columna vertebral.
Él
era así, idiota, cariñoso, y a su manera. Su uniforme de instituto
le quedaba
increíble,
era de esos chicos de los que te enamoras más con su personalidad
aunque su apariencia física sea más predominante.
Con
sus ojos miel, su tez blanca pero no pálida, sus brazos ejercitados,
y su pelo completamente alborotado con sus rizos, enamoraba hasta las
plantas.
-Señor,
Plug. Fórmese en su lugar por favor, si no quiere su primer llamado
de atención el primer día de escuela- Le llamó la atención la
vicedirectora.
Me
mordí el labio para no lanzar una carcajada. Me queda mirando,
rueda los ojos y mueve la boca diciendo “maldita bruja” y se va a
formar.
La
señorita Sandra, directora del instituto, empezó el discurso de
cada año.
Yo
miraba furtivamente a ese chico que me llamó la atención, tenía
una vista exclusiva de su espalda increíblemente ancha y musculosa,
de repente noté que se estaba volteando y me queda mirando, desvié
la mirada tan abruptamente que le pegué a Gina con mi pelo.
Me
maldije internamente, clavando mis uñas en mis palmas. Gina, era la
chica más odiosa, egoísta, incipiente, y dramática en la faz de la
tierra.
La
histérica empezó a maldecirme y no se callaba más.
-¿Porqué
no te fijás nena? A ver si tenes más cuidado, me metiste tu
asqueroso pelo en mi preciosa cara, y de seguro tiene piojos. ¡Que
asco!- Hablaba fuerte, pero con voz aguda.
-Sos
una estúpida, de seguro lo hiciste a propósito- Continuaba
hablando.
Yo
me encontraba roja como un tomate porque sentía que él me estaba
mirando y no solo eso, se reía de mí, en silencio, pero lo hacía.
Por lo que me decía Gina, estaba acostumbrada, había aprendido a
ignorar a ese tipo de personas.
Me
doy cuenta de que todos me estaban prestando atención. La directora
se me estaba acercando desde el otro costado.
Oh,
madre de dios.
La
directora se para enfrente mio -Señorita, necesito que me acompañe
adelante conmigo, sin chistar, y luego me acompañará a mi oficina.
-Pe..pero-
Balbuceé y tragué abruptamente gracias a su expresión asesina.
La
seguí, escuchaba las risas y cuchicheos detrás mio.
Me
quedé a su lado, mirando a todos lados y mordiéndome el labio
mientras ella seguía con el discurso.
¿Dónde
hay un incendio cuando realmente lo necesitan?
Maldito
chico. Maldita directora. Maldita Gina. Maldita, YO.